Maestra Afrodita

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breve Biografía

maestra afrodita RAHAV.

 

 

En una tradicional casa campesina de la vereda las flores en Guapotá, Santander, un ocho de noviembre de 1950 la señora María Cabezas dio a luz a la niña Omaira Calderón; una familia de extracción humilde, de estirpe noble, de gente buena.

 Sus primeros años están rodeados de mucha necesidad pues ya había empezado en Colombia “la violencia”, un periodo que se caracterizó por ser extremadamente brutal por los asesinatos selectivos, masacres, destrucción de la propiedad privada y desplazamiento forzoso; el viento olía a pólvora y a muertos por doquier como en la guerra de los mil días, cincuenta años atrás.  

 Esta época marcó un antecedente en la joven Omaira; una especie  de auto determinismo en medio de una  vida difícil e insegura y con pocas probabilidades; una época en la que nacer mujer no era muy bien visto por una sociedad que las anulaba completamente:  el gobierno necesitaba hombres para defender la «patria», las familias necesitaban hombres para cuidar las pocas pertenencias del pillaje y el abigeato creciente por la violencia; era una época donde los hombres nacían para morir, no por la indisoluble predestinación ligada a la existencia, sino porque los enlistaban para ir a la guerra y sin posibilidades de volver a ver a sus seres queridos, como quizás le paso al padre de Omaira que nunca más volvió.

Las desapariciones eran frecuentes y las gentes, en vez de buscar a sus familiares, optaban por ir a la iglesia y ordenar una misa para que el alma del difunto no continuara deambulando en el mundo de los vivos, encontrara el camino al más allá y alcanzara el «descanso eterno».

 Pues la joven Omaira era muy cauta; sabía que casi todo el mundo tiene un bagaje emocional de dogmas y creencias a veces un tanto irracionales y que por eso tal vez todos los humanos sin excepción somos altamente susceptibles de engaño sobre  todo por  algunos falaces que percibiendo  este hecho se aprovechan de las gentes y resultan diciendo  verdades selectivas o verdades exageradas que no son mas que presentaciones sesgadas hacia sus propios intereses para persuadir a los demás de su «verdad».

Por eso ella reusó ir a la iglesia donde bendecían las armas de la Popol y prefirió congregarse con los discípulos de Ellen Gould Harmon que pregonaban el mensaje de la construcción de la paz desde el interior de cada persona, y parafraseaban al maestro de Simón Pedro diciendo:  hay que limpiar primero lo de dentro del cuerpo, para que también lo de afuera se haga limpio. La guerra se gesta en el vientre, corre por la sangre, e inflama el cerebro y excita los pensamientos del hombre.

En la juventud aprendió los oficios del hogar: bordar, lavar, atender los animales domésticos y cocinar a los obreros que sacaban la panela; estas habilidades le permitieron emplearse para contribuir con un poco de maná que acompañado de su presencia colmaba de alegría el hogar, no solo por su belleza angelical, también por sus virtudes, por sus talentos y dones especiales. La que quizás sea, entre tantas, una de las características más interesantes de la joven Omaira, es la capacidad de presentir  anticipadamente los sucesos, una especie de intuición mística que le permitió conocer  a temprana edad el nombre del hombre a quien uniría su voluntad por  un designio divino, y aunque siempre lo supo, solo lo pudo comprender el día que su tez verolís palideció cuando a sus oídos llegó el  nombre de Luis Gustavo Morales. Los nervios la abrazaron, no podía salir de la sorpresa. Sabía plenamente que era una determinación del Dios vivo.

De esta unión nacieron seis hijos, todos nacieron a los siete meses de gestación: Joav, Avner, Adriel, Diana, Ada y Eldad.  A la llegada del primogénito, inicia la difusión y expansión de la doctrina; ellos tres son los fundadores del taoísmo en Colombia y se dan a conocer con sus nombres espirituales: el V. Maestro Kelium Zeus, la V. Maestra Afrodita y el V. Maestro Joav.

La maestra Afrodita es la mujer más representativa del taoísmo en Colombia; su espíritu valeroso, su fe y su amor por la doctrina cautivó la imaginación de poetas y compositores que hoy cantan las más bellas canciones e himnos de alabanzas a la insigne representante del amor.

Su trabajo heroico llamó la atención del famoso escritor colombiano Yuilvattior (Marcos F. Sánchez) quien escribió los hechos que inmortalizan su nombre en un libro titulado Afrodita, Diosa de los Cosmos.

Su nombre ocupa el primer lugar de los mártires del taoísmo por ser la primera mujer que muere flagelada por la persecución que la obligó a exiliarse y vivir en soledad, separada de su esposo y sus hijos hasta el 13 de agosto de 2010 cuando abandonó su cuerpo.

Su deceso dio lugar a uno de los rituales más extensos en el Templo Vegetal Sakro Akuarius: la endecha a la Madre Afrodita. Un templo vivo integrado por 138 personas que endechaban en los siete chakras del templo mientras hacían la runa RAHAV, acompañados de veinte músicos que tañían siete himnos y un grupo de seguridad que a la vez asistía a las gentes durante la endecha. Fueron treinta y tres endechas continuas donde recibieron el nombre espiritual más de veinte mil personas.

El V. Maestro Samael concedió un perdón general por los delitos contra el padre y la madre y develó el intercesor elemental, un ángel mediador, guardián y asistente de quien lo porta. 

SÍMBOLOS.

 El V. Maestro Samael Joav Wator Wehor ordenó construir en el Templo Vegetal Sakro Akuarius una réplica de la emblemática pirámide de Chichén Itzá donde reposan las cenizas de la V. Maestra Afrodita; esta pirámide representa la sexualidad superior y el trabajo que hizo su progenitora de elevar y mutar las aguas de la vida para gestar en su vientre a los Avataras Piramidales.

También sobre el ara sakra del templo hay una piedra sobre la que se apoya un alveolo y sobre este una plancha de mármol ovalado en el que reposa un barril que contiene la Barca de Rahav y las cenizas de algunos monjes. La Barca simboliza la nave en la que viaja Afrodita llevando un mensaje de salvación y el ánfora con la dulzura y el amor que necesitan los hombres para curarse del odio mortal que provoca las guerras.

 TÍTULO DE DIGNIDAD

En honor a la V. Maestra Afrodita, el V. Maestro Samael concede un nombramiento a las mujeres con más pureza espiritual y castidad; un título de dignidad llamado RAHAV VINAH; la Rahav Vinah oficia al lado del Rabino en las principales ceremonias del templo.

En el ritual de la alimentación, la oración que se hace para bendecir los alimentos, se encuentra el siguiente fragmento:

Pueblo de Dios, come siempre esta alimentación […] dando gracias al Dios omnipotente hacedor de todo alimento.

Me tortura el hambre de la tierra, me torturan los seres que mueren de hambre, me tortura las almas que mueren de sed, me tortura la amargura de las almas. ¡Ay que tuvieran la dulzura de la miel que endulza el alma! Se muere de sed en el océano de la vida por no saber tomar de este océano.

¡Ay que los hombres supieran elevar el agua que se toma! El agua de la vida es difícil para tomar y no todos pueden disfrutar de sus bondades. Tantas veces se eleve el agua, tantas veces amenaza descender. Débese elevar en todo tiempo.

¡Afrodita!

Fuente de aguas vivas donde muchos han calmado su sed; aguas turbulentas donde muchos se han ahogado para siempre.

Guárdese estos textos para los hijos de Dios y para los hijos de los hombres y la tierra en los futuros tiempos.

  1. Maestro Kelium Zeus.

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Templo Vegetal Sakroakuarios 

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